Bullying y Stress Escolar:


UNA REALIDAD TRAS EL PUPITRE

  • Violencia física y mental sumada a la presión y cansancio de ser estudiantes la mayor parte del tiempo a causa de la jornada escolar completa, es a lo que se enfrentan miles de alumnos día a día. El silencio por parte de éstos, es el común denominador para los fenómenos de “matonaje” y stress que en la actualidad son protagonistas y testigos niños y adolescentes de nuestro país.

    Por: Natalia López Zamorano.-

Su día se transforma en pesadilla justo al momento de poner un pie dentro de su establecimiento. Sus manos comienzan a transpirar cuando sus pasos se dirigen al aula que, este año, ha sido testigo de innumerables burlas de parte de sus compañeros, los que lo han usado como blanco fácil para hostigar y agredir, tanto verbal como físicamente.

Matías tiene 12 años y va en 6º básico del colegio “Teniente Dagoberto Godoy”. Sus pares le dicen “chocolito” o “cucaracha”, debido a su tez morena o simplemente “guatón mamón”, por su personalidad introvertida que, según sus compañeros, no encaja en el grupo, pues para entrar en éste, “no se debe ser perno, estudioso o andar acusando todo el día”, como asegura Alejandro, principal agresor de Matías y líder del curso a la hora de hablar de ataques.

En nuestro país, de acuerdo a un estudio realizado por el ministerio de Educación a 14 mil estudiantes de 7ª básico a 4to medio, de establecimientos educacionales municipales, subvencionados y particulares, estimó que el 45% de los estudiantes, ha sido agredido físicamente, mientras que un 38% declara haber sido agresor. Por otra parte, más del 90% de los escolares afirma haber sido víctima de violencia psicológica. En cuanto a las razones por las que agraden, los alumnos señalaron que un 36% lo hicieron en defensa y un 15% como parte de un juego. Cifras más que reveladoras de la cruel realidad que viven cientos de estudiantes, que en silencio buscan salida a algo que no entienden, pero con el que viven día a día.

“Le pegamos en los recreos, cuando los profesores no están en la sala, porque no nos gusta como es él, como habla, como camina, porque es “pajarón” y se saca buenas notas”, cuenta Alejandro, quien además asegura que como Matías no se defiende de las agresiones, es víctima fácil del ya conocido fenómeno internacional llamado “Bullying”(literalmente significa “toro”), un anglicismo que traducido al español, sería sinónimo de matonaje, intimidación, maltrato o acoso hacia los más débiles.

Según expertos en el tema, la forma más habitual de agresión es la de tipo verbal, tal como insultos, amenazas u otros. En segundo lugar se encuentra la agresión física, la que consiste en dar patadas o empujones a los compañeros de clase y finalmente, está la del maltrato social, que se fundamenta en el rechazo hacia uno o más alumnos, con el objetivo de aislarlos y hasta dejarlos en ridículo.

El timbre del recreo suena y todo el curso de Matías sale al patio. Él, sin embargo, saca la colación de su mochila y se queda sentado en su banco. Mira a su alrededor buscando algún compañero, pero está sólo. Su única compañía será una grabadora testigo de su relato, el
que por momentos se vuelve trágico, angustiante y cruel para ser contado por un niño de su edad.

Casi en susurro cuenta que este año en el colegio, ha sido el peor período de su vida, pues desde que entró a éste, sus compañeros no han dejado de molestarlo. “No sé por qué tuve que ser yo ha quien agraden, por qué tienen que pegarme, ni por qué les gusta hacerme sufrir”, cuenta con lágrimas, las que seca rápidamente con el puño de su cotona y retoma el relato. Jugando con la bombilla de su jugo, cuenta que “en mi casa no sabían lo que me pasaba, pero un día mi mamá me vio un moretón que tenía en la espalda a causa del golpe con una silla y tuve que contar todo”.
Ante la pregunta de por qué guardaba silencio, contesta que lo hacía por temor, por miedo a que sus padres se enojaran y porque en el colegio lo siguieran agrediendo por haber contado lo que sucedía. Sin embargo, tras este hecho, tanto sus padres como las autoridades del establecimiento, tomaron cartas en el asunto y las agresiones, según la director del colegio, quien prefirió mantener oculta su identidad y responder sólo una pregunta, asegura que las agresiones cesaron de manera completa.

El recreo termina y sus compañeros comienzan a llegar. Alejandro pasa por el lado de Matías y éste tiembla. Baja la mirada y empuña sus manos con fuerza. Gotas de sudor se asoman por su frente pero, tal como las lágrimas, las seca con rapidez. Dice estar seguro que en cualquier momento será nuevamente víctima del Bullying y que por eso el próximo año estará en otro colegio, pues su rendimiento ha bajado y ya no se siente grato en ese lugar, porque si bien la violencia ya no es física, ésta se mantiene en el ámbito psicológico.

De acuerdo a especialistas, las causas para que un menor se transforme en víctima del Bullying, van más allá del mero aspecto físico, pues el común denominador de los menores agredidos, es que suelen ser personas inseguras, con una baja autoestima y a la vez son incapaces de salir de la situación por la que viven, por lo que su silencio sienta las bases para quienes usan la violencia como una vía de escape.

A la salida del recinto educacional, Alejandro se rehúsa hablar acerca de su comportamiento. Matías sabía perfectamente que éste tendría esa reacción, pues luego de varias sesiones con una sicóloga, se convenció que él no era el gestor de la violencia, sino más bien que su compañero adicto al Bullying, era una persona que resolvía las diferencias por medio de golpes y amenazas.

Tras varios intentos por dialogar con Alejandro, éste sólo dice que él no es ningún matón, y que arremete contra los demás porque esa es su manera de protegerse, pues “a mi me enseñaron que cuando a uno lo molestan, se tiene que defender y eso es lo que yo hago”, cuenta mientras camina a paso rápido para tomar el microbús.


Otro de los factores claves a los que apuntan los especialistas, es definir si existe o no permisividad hacia la conducta agresiva en el seno familiar, pues si la hay, se tiene certeza que en el futuro, el menor que agrede a los demás terminará ejerciendo esos malos tratos y conductas agresivas que ha vivido en el hogar. Sumado a lo anterior, es importante saber cuáles son los métodos que los padres utilizan para afirmar su autoridad en el hogar, ya que si se recurre a la violencia con el fin de imponer su criterio a los hijos, éstos siguen ese ejemplo y lo aplican en su vida.
Matías se sube al furgón escolar que lo llevará de vuelta a casa, pese a que ésta queda sólo a cinco cuadras del establecimiento, pero que por precaución, sus padres contrataron para evitar que su hijo corriera peligro en la calle, sin saber que éste estaba más cerca de lo que pensaban y con el cual Matías convivía en silencio.

Su mamá al oír la bocina del vehículo, corre a recibir a su hijo y le pregunta cómo fue su jornada. Matías responde “igual que siempre, pero hoy nadie me pegó”, mientras cae rendido en el sofá.
Momentos más tarde y ya sentado en la mesa dispuesto a tomar el té, no se cansa de enumerar las diversas actividades que le esperan al día siguiente, y es que a causa de la jornada escolar completa, no tiene tiempo de reposar y desconectarse de los deberes que tiene que cumplir como estudiante, pues como si fuera poco, aparte de la tensión que vivió durante el día en el colegio por miedo a ser golpeado, se suman las tareas que debe presentar en la mañana posterior.

Encerrado en su pieza, Matías se queda hasta altas horas de la noche terminando tareas y preparando una disertación, por lo que su madre espera impaciente poder darle a la brevedad la pastilla que debe tomar cada noche para conciliar el sueño, y es que a parte de ser víctima del Bullying, también lo es del stress infantil.

Según la sicóloga clínica, Marcela Ferreiro, ésta patología se define como "un conjunto de reacciones, tanto biológicas como psicológicas que se producen, ante situaciones que alteran el equilibrio general del niño o niña”, por lo que sus orígenes pueden ser tan diversos como sus síntomas.

En tanto, los profesores del establecimiento donde estudia Matías, aseguran que los alumnos llegan a estresarse debido a la falta de recursos con que se deberían contar para poder implementar de buena manera los talleres que cubren las horas extras, con el fin de recrear a los niños y distraerlos del estrés escolar.

La profesora jefe de Matías, Mercedes Reyes, está a cargo de un taller de jardinería del colegio y asegura que “los alumnos en vez de distraerse con las actividades que en él se plantean, se estresan a causa de los pocos recursos con los que se cuenta para poner en marcha las actividades”. Además, comenta que de 35 alumnos, sólo 8 pueden trabajar adecuadamente, mientras que el resto no tiene más remedio que jugar o “hacer maldades”.

Finalmente, Matías termina de hacer las tareas a las 23 horas, momento en que su madre junto al beso de buenas noches, le da su pastilla para dormir, único remedio que su médico tratante ha encontrado, hasta el minuto, para hacer que este menor logre “olvidar” aunque sea por pocas horas, su rutina escolar y pueda dejar atrás los fantasmas de la escuela, aún sabiendo que al día siguiente, tendrá que volver a convivir con ellos, sin que él ni su familia sepan lo que pueda suceder.

5 comentarios:

Profesor Carlos Zárate dijo...

Natalia:
Señor articulo, que bueno que gusto leerlo. La felicitó

Anónimo dijo...

Un excelente articulo sobre la violencia infantil, el cual supo reflejar lo cruel que pueden llegar a sers los niños con sus pares. Sin saber el daño que provocan ni lo que sucede en su vida tras el colegio.

Que genial que Matías -dentro de todo lo malo- sepa que el no es el problema. Sino sus compañeros que no saben defenderse más que con violencia.

Pero de verdad un excelente escrito, supiste con Matías representar a los miles de niños que sufren cada día de agresiones. Ya sea por envidia, o por intentar ser líderes (de una forma muy negativa por cierto).

Ojala que las familias tomen conciencia de un problema, que no es solucionable en las escuelas, ni con alguna legislación como leí una vez., Sino con un mejor trato dentro de los hogares a los niños.

Cristian

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Gracias Natalia por transmitir justo lo que queríamos. Mi hijo también te lo agradece.
Te felicito. nos gusto mucho.

Espero poder seguir leyendo articulos tan buenos como este.

con cariño, Marcela, mamá de Matías

jose_coto dijo...

Excelente art�culo!!!!! me gust� mucho por el nivel de anal�sis y nivel de redacci�n y forma de plasmar uno de los fen�menos sociales imperantes en nuestra sociedad actual.... te mereces m�s que un aplauso por lo que has escrito....
la violencia y maltratato ya sea infantil, hacia la mujer, y el bulling, deben ser erradicados de una vez por todas, partiendo por un cambio cultural.....
en fin, es un tema que me gusta y apasiona mucho, pero tendr�a que ponerme latero y escribir demasiado para un post....
jose